Si estás viendo esta página, probablemente seas un enamorado de la fotografía, de los insectos o de ambas cosas.
Me llamo Carlos y la fotografía ocupa la mayor parte de mi tiempo, ya sea haciendo sesiones de retrato, fotografiando un edificio o disparando para una sesión de producto. Todo mi trabajo lo desarrollo en León.
Sin embargo, aunque soy un recién llegado a la disciplina de la fotografía macro, puedo decir sin temor a equivocarme, que ya no puedo dejar de afotar bichos como un poseso... Salir al campo cámara en mano, buscando sin prisas un protagonista para una de mis fotos, se ha convertido en un auténtico vicio.

Vaya por delante que mis conocimientos sobre insectos son más bien escasos; eso se lo dejo a los biólogos y a los entomólogos. Yo no soy más que un humilde fotógrafo cuyo único deseo es plasmar de la forma más estética posible, toda esa belleza que encierra el fascinante mundo de los insectos.

Aún así, trataré de dejar algunos tips de interés en cada foto que suba. Eso si, te agradezco desde ya, que cualquier error en la catalogación de alguna especie, me lo hagas saber para poder corregirlo rápidamente.

Espero que el contenido de esta web sea de tu agrado y la disfrutes tanto como yo lo hago retratando a esos pequeños bichejos que pueblan nuestra hermosa provincia.

miércoles, 15 de julio de 2015

Zygaenas: o esos bichejos que no nos llaman la atención


Como todo en la vida, en la fotografía macro de insectos, siempre hay fotos que buscamos con más empeño por el simple hecho de la deslumbrante belleza del bichito en cuestión, por ese impacto estético que sabemos va a producir la imagen en cuanto la subamos a foros, redes sociales etc.
Sin embargo, el micromundo de la "bichología" está atiborrado de especies que si bien, a simple vista no llaman poderosamente nuestra atención, cuando les hacemos un par de fotos y las escrutamos con detenimiento, nos damos cuenta de que encierran tanta singularidad y belleza como la más colorida y deslumbrante de las mariposas.

Tal es el caso de las Zygaenas, uno pequeños lepidópteros cuyo perfil, al igual que me ocurre con las libelloides, me vuelve a evocar a ese "bocatto di cardinale" de las truchas llamado tricóptero.
La fotografía fue tomada cerca de Ruiforco de Torío en una calurosa tarde.

sábado, 11 de julio de 2015

Exoesqueleto de libélula: dejando de ser una momia


Si la naturaleza es ya de por si fascinante, una de las cosas que más me impresionan son los cambios morfológicos de los insectos. El caso que nos ocupa, una libélula, es especialmente impactante debido al tamaño del insecto.
Cuando el huevo de una libélula depositado siempre en un medio acuático, para a un estado larvario, a partir de ese momento se producen varios desprendimientos de exoesqueleto a lo largo de su estado de ninfa acuática.
Pero es el último, cuando la ninfa abandona el agua, el más espectacular. Resulta increíble que la funda de la que sale la libélula sea como un molde perfecto -patas incluidas- con todos los rasgos del insecto ya adulto. El aspecto de este último exoesqueleto me recuerda al de una momia egipcia, y aún me sigo quedando maravillado de la perfección con la que la naturaleza diseña cada cosa.

La fotografía fue realizada en San Andrés del Rabanedo.

viernes, 10 de julio de 2015

Melanargia lachesis: amor de verano


Esa tarde salí un rato cerca de mi casa, a unos pequeños montes que hay al lado, con la sana intención de volver con la tarjeta llena de fotos de mil y un bichos. Pero cuando al naturaleza dice que te esperes, hay que hacerla caso.
Tras hora y media sin una triste foto, localicé un dormidero de Melanargia lachesis, que junto con la cálida luz del sol a las 21h, me regalaron alguna bonita instantánea, como ésta de un macho y una hembra mirándose con arrobo de quinceañero.

La fotografía fue realizada a las afueras de la localidad leonesa de Villabalter.

jueves, 9 de julio de 2015

Tachina grossa: una joyita en todos los sentidos


Perteneciente al orden de los dípteros, la Tachina grossa es un gigantesco moscardón (hasta 2cm) fácil de identificar por su considerable tamaño, su cuerpo oscuro y peludo y su cabeza marrón claro con grandes ojos.
Parece ser que un buen sitio para encontrarlos, sería allí donde la presencia de lepidópteros sea abundante, ya que estos bichejos tienen la fea costumbre de parasitar a las orugas de éstos últimos poniendo un huevo sobre ella, la cual es devorada por la larva hasta que nuestro feo amigo es adulto.

La fotografía que acompaña la entrada fue realizada en las inmediaciones de Ruiforco de Torío

miércoles, 8 de julio de 2015

Argynnis aglaja: buscando una buena pose


Para la foto que ilustra esta entrada, me tuve que armar de paciencia con el fin de encontrar una postura y composición fotográfica que me dejara más o menos satisfecho. No estaban muy colaboradoras a la hora de colocarse con las alas erguidas, que es como a mi más me gusta fotografiar a las mariposas.
Después de varios intentos fallidos, por fin logré la foto que quería. Como anécdota, las incontables Melanargia lachesis que vimos nos ofrecieron mil y una posturas para componer a gusto y sin prisas, pero a éstas últimas las tenemos ya muy vistas... aunque uno no puede resistirse a seguir "afotándolas".

La fotografía fue realizada en el borde de una camino de monte bajo cercano a Garrafe de Torío.

lunes, 6 de julio de 2015

Tituboea sexmaculata: un pequeño vegetariano


A este bonito crisomélido, me lo encontré encaramado en un tallo, supongo que rechupeteándolo como si fuera un caramelo, ya que este bichejo se alimenta de la materia vegetal de las plantas. Zonas herbáceas y con flores puede ser un buen sitio para encontrarlo.
A mi amiguete lo fotografié a la orilla del río Orbigo, en la localidad de Carrizo de la Ribera.

lunes, 29 de junio de 2015

Coenonympha glycerion: la mariposa que no quería posar



En Villabalter, en un pequeño claro a la salida de un sendero boscoso, andaba a la búsqueda de odonatos, ya que al lado discurre una pequeña presa que riega toda la zona.
Tras fotografiar a un par de ellos, empecé a ver el vuelo nervioso e incesante de algunas Coenonympha glycerion, que se empeñaban una y otra vez en posarse en el suelo, lugar poco fotogénico a la par que incómodo para inmortalizar al bichejo.

Al final decidí centrarme en un solo ejemplar y a cada posada que no me convencía, me acercaba rápidamente para que emprendiera el vuelo de nuevo con la esperanza de que se detuviera en un buen posadero. Y mi trabajo me costó. Al final, después de mucho corretear detrás de ella, tuvo la delicadeza de posar unos minutos para mi. ¡Qué dura es la vida del macrero!