Coenonympha glycerion: la mariposa que no quería posar

En Villabalter, en un pequeño claro a la salida de un sendero boscoso, andaba a la búsqueda de odonatos, ya que al lado discurre una pequeña presa que riega toda la zona.
Tras fotografiar a un par de ellos, empecé a ver el vuelo nervioso e incesante de algunas Coenonympha glycerion, que se empeñaban una y otra vez en posarse en el suelo, lugar poco fotogénico a la par que incómodo para inmortalizar al bichejo.

Al final decidí centrarme en un solo ejemplar y a cada posada que no me convencía, me acercaba rápidamente para que emprendiera el vuelo de nuevo con la esperanza de que se detuviera en un buen posadero. Y mi trabajo me costó. Al final, después de mucho corretear detrás de ella, tuvo la delicadeza de posar unos minutos para mi. ¡Qué dura es la vida del macrero!

Chorthippus parallelus

Siempre me han llamado la atención estos simpáticos insectos por el perfecto diseño que la naturaleza les ha proporcionado. A veces me imagino si un humano fuera capaz de saltar en la misma proporción en la que lo hace este saltamontes... se acabó llegar tarde a los sitios.

Este ejemplar, lo encontré en un camino sombreado; chico listo, porque hacía un calor tremendo.
La zona donde pude fotografiarlo, en Manzaneda de Torío.

Libelloides longicornis

Sin lugar a dudas, estamos ante uno de los insectos más bellos que se pueden ver por nuestra geografía. Perteneciente al orden de los neurópteros, el Libelloides longicornis, como objetivo de nuestras salidas macreras, es un fotogénico animalito de unos 5cm que a poco que esté colaborador, podremos hacerle infinidad de fotos sin que salga volando como alma que lleva el diablo.
A este ejemplar, lo pude cambiar de posadero trasladándolo con el tallo de una espiga a la flor que veis en la foto. Fue dócil, se portó bien y por supuesto de le di las gracias por ser tan majete.

Personalmente, y aunque nada tienen que ver, los libelloides me recuerdan por la disposición de sus alas a otros insectos; los tricóteros. Entonces es cuando empiezo pensar en mi caña de mosca, las truchas, los lances... y me olvido de que he venido a hacer fotos y no a pescar.

La fotografía fue realizada a orillas del río Bernesga, a la altura de la localidad de Azadinos.

La mosca es bella... como la arruga

Molestas, cansinas, repulsivas para mucha gente y en ocasiones, portadoras de enfermedades. Con semejante currículum, es muy difícil que este bichejo se granjeé la simpatía del ser humano. Sin embargo, cuando veo una mosca (Musca domestica) posada en alguna flor o planta que me proporcione un encuadre interesante, me olvido de todo lo anterior y le hago una foto. Al fin y al cabo, es otro insecto más, susceptible de ser fotografiado.

Una simple abeja

Parece que de tan comunes que son, las abejas (Apis mellifera) pasan por ser uno de esos insectos que apenas llama nuestra atención salvo cuando creemos que nos puede picar. Sin embargo, basta con observar el detalle que ofrece una fotografía macro de este insecto para darnos cuenta de cuánta belleza encierra en su peludo cuerpo.
Otro hecho por todos conocido al que no se presta la debida atención, es la importancia que tienen las abejas como agente polinizador. En su incesante tarea de recolección de polen y néctar, las abejas trasladan miles de gránulos de polen de unas flores a otras, con el consiguiente beneficio que reporta a una parte del ciclo vegetal.

La abeja que ilustra esta entrada, la fotografié en un camino de tierra que hay al lado de mi casa, una zona en la que siempre se ven abejas y abejorros revoloteando alrededor de las flores que por allí crecen de manera espontánea.

La mosca asesina

Que dicho así parece que se nos va a aparecer de repente un enorme bicho mutante que nos puede mandar al otro barrio en dos segundos. Hombre, pues no, lo de "asesina" supongo que viene porque es un díptero depredador de otros insectos que, unido a su aspecto un tanto desaliñado, se presta a recibir apodos de esos peliculeros.

El insecto que podéis ver en la foto es un díptero asílido (Asilidae sspps) más bien enano e inofensivo con el ser humano, a pesar de su terrorífico apodo. Para el resto de sus cohabitantes del medio en el que se mueve, es un pieza de cuidado que acostumbra a cazar a sus presas en pleno vuelo, inyectándoles una toxina paralizante y que de paso sirve para fraguar el cóctel en el que luego convertirá a la desdichada víctima.

Si una mosca asesina es el objetivo a fotografiar en una de nuestras salidas macreras, conviene ir con cien ojos, porque no son insectos muy grandes y si vemos pasar  uno de refilón, podemos confundirlo con un mosquito de esos que te ponen el brazo como un botijo y, de paso, perder un buen disparo.
Sin embargo, una vez localizado, si no somos muy escandalosos y nos movemos lentamente, podremos hacerle varias fotos sin que éste eche a volar a primeras de cambio.

Al protagonista de la foto, lo dejé impreso para la posteridad en San Andrés del Rabanedo, muy cerca de mi casa, en una zona de chopos, matorral y vegetación densa.

Eso si, de cerca da un poco de miedo ¿eh?

Sírfidos:maestros del disfraz

Reconozco que más de una vez me he puesto como un loco a espantar a uno de estos simpáticos bichos creyendo que se trataba de una avispa mal encarada con ganas de darme un aguijonazo.
Sin embargo, este orden de insectos, no son más que simples e inofensivas moscas libadoras que tienen la extraordinaria habilidad de adoptar el aspecto de insectos como abejas o avispas.

La protagonista de la foto que os muestro, salvo error de identificación, es la denominada Dasysyrphus albostriatus, también conocida como mosca cernidora.
Se la puede localizar en jardines y en zonas cercanas a arboledas.
Esta en concreto, la inmortalicé en Carbajal de la Legua, al lado mismo del río Bernesga mientras tenía unas palabras con otro insecto que pasaba por allí.